Los investigadores a cargo del estudio -Le-Qing Wu y J. David Dickman- se basaron en otros estudios anteriores que indicaban que los picos de las aves tendrían sensores o receptores magnéticos; sin embargo, alguna parte del cerebro tiene que “decodificar” y procesar las señales recibidas. Para tal efecto, encerraron a siete palomas en una habitación completamente oscura, y con una bobina de Tesla cancelaron el campo magnético de la tierra e introdujeron uno nuevo.
Luego, se dedicaron a observar el comportamiento de los pajaritos, y lograron identificar 53 neuronas que tuvieron bastante actividad durante la prueba. Estas neuronas, además, se mostraron especialmente sensibles a los rangos magnéticos similares a los de la tierra en el ecuador y en los polos, y en algo más interesante aún, las mismas se fueron adaptando notablemente a los cambios magnéticos introducidos por los científicos.
Ambos investigadores creen que las señales se transmiten al cerebro por varias vías, ya sea el oído interno de las aves, sus picos, o sus propias retinas. Y la conclusión es que el sistema neuronal de las palomas, tal como lo hace un GPS común y corriente, ”codifica las señales geomagnéticas recibidas y en base a esto calcula la posición del ave y su dirección”.
Una razón más para mirar a esa clase de aves con respeto, más todavía cuando pasar por debajo de ellas en una plaza es peligroso.
Link: Neurons in Bird Brains Encode Earth’s Magnetic Field, Giving Pigeons Reliable Internal GPS (Popular Science)
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