La popularidad de la anestesia epidural ha disparado los partos asistidos o con fórceps. La anestesia epidural se utiliza en más del 80 por ciento de los partos. Una cifra que, en los últimos años, se ha vuelto directamente proporcional al aumento de alumbramientos asistidos en los que el médico utiliza instrumentos especiales, como una ventosa obstétrica o fórceps, para ayudar al bebé a salir.
Para frenar este avance y ayudar a las mamás a superar el parto sin sufrir daños en la zona perineal y las consecuencias negativas sobre el suelo pélvico que este tipo de alumbramientos conllevan, la doctora Carolina Walker, junto a un equipo de matronas del servicio de maternidad de un hospital público de Madrid, presentaba el mes pasado un estudio sobre un modelo alternativo de parto con epidural, publicado en la revista médica International Urogynecology Journal.
Según el equipo de investigación, el aumento de partos instrumentales podría ser debido a la falta de movimiento de la madre una vez suministrada la epidural, ya que normalmente la mamá queda tumbada en la cama sin apenas moverse, lo que afectaría también a la forma de empujar.
Su modelo alternativo de parto propone que las mujeres realicen una primera fase con movimientos y cambios de posición cada poco tiempo, variando entre sentada, a cuatro apoyos, cuclillas en suspensión y de rodillas,hasta que el bebé se encuentre cerca de la salida. El parto se finaliza con la madre en posición lateral, a diferencia del modelo de parto tradicional, con el que la mujer empieza a empujar inmediatamente tras alcanzar la dilatación completa.
Los resultados de la investigación demostrarían que, con esta metodología, se puede reducir hasta en un 23% los partos asistidos o instrumentales, disminuyendo de igual modo el daño perineal, sin episiotomía ni desgarros, así como la incidencia de incontinencia urinaria una vez superado el parto.
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