Una farmacia en el interior del cuerpo

Una farmacia en el interior del cuerpo Una farmacia en el interior del cuerpo Robert Farra, uno de los autores de la investigación con su dispositivoPrueban con éxito un dispositivo implantable, a prueba de olvidos, que controla la osteoporosis sin tener que tomar pastillas ni inyecciones
En las próximas décadas los enfermos crónicos probablemente no tengan que estar pendientes de su medicación diaria ni de los ajustes en el tratamiento. Habrá sistemas a prueba de olvidos. Bastará, entonces, con que el médico haga una llamada desde un teléfono móvil o envíe la orden desde un ordenador para que un dispositivo implantado en el organismo libere la dosis necesaria de medicamento. El primer paso para que esto sea una realidad lo acaba de dar un equipo de investigadores estadounidenses al diseñar un microchip que libera un fármaco (teripatida), utilizado contra la osteoporosis más grave. El tratamiento, probado con éxito en un grupo reducido de siete mujeres danesas, se acaba de publicar en la revista «Science Translational Medicine» y se ha presentado en el congreso que la Sociedad Americana para el Avance de la Ciencia.
Detalle del ingenio implantable
Es la primera vez que un dispositivo de estas características se prueba con éxito y abre una nueva vía de tratamiento, no solo para la osteoporosis sino para otras enfermedades crónicas como el cáncer, la esclerosis múltiple o las enfermedades cardiovasculares. «Podemos tener una farmacia en un chip», explicó Robert Langer, uno de los científicos del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) que ha desarrollado el ingenio. La fórmula no solo es más eficaz y cómoda sino que además podría ser más económica.
El microchip se implanta bajo la piel con anestesia local. El ingenio contiene celdas diminutas donde se aloja el fármaco y solo se abren cuando reciben una señal por control remoto. A las siete mujeres que participaron en el estudio se les colocó en la cintura. Allí estuvo alojado durante cuatro meses, sin causar ninguna molestia. Todas tenían una forma severa de osteoporosis que les obligaba a seguir un tratamiento inyectable diario para combatir la debilidad de sus huesos. El dispositivo liberaba el mismo fármaco que se les inyectaba, un formador de hueso que reduce el riesgo de fracturas. Al final del estudio los resultados de seguridad y eficacia fueron los mismos que los proporcionados con la versión inyectable. Aunque con una ventaja: el tratamiento llegaba siempre a la misma hora, sin riesgo de variación en la medicación por olvido o problemas de los pacientes.

Centenares de dosis

El implante liberaba el medicamento en el momento deseado, accionado con control remoto. Pero además el fármaco llegaba al torrente sanguíneo con la misma rapidez y eficacia que si se pusiera una inyección. Las mujeres tratadas, de entre 65 y 70 años, estaban dispuestas a repetir la experiencia y aseguraron que durante el tiempo que duró el ensayo prácticamente se olvidaron de que lo llevaban bajo la piel.
Los microchips utilizados estaban preparados para alojar 20 dosis del medicamento, aunque se trabaja en nuevos ingenios que podrían almacenar centenares de dosis en celdas diminutas. Cada una de estas celdas está recubierta con una ligera capa de platino y titanio. Cuando se envía una señal a distancia, el microchip libera una pequeña corriente que funde la cobertura de platino para dejar salir al medicamento.

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