Según el diario británico Daily Mail la última moda para disimular la calvicie consiste en tatuarse el pelo. Esta se ha convertido en la alternativa barata a los trasplantes de pelo. Una técnica efectiva si no te importa parecer un skinhead.
Ser calvo produce más soltería que la quiebra o la soltería. Pero ahora hay una solución para este problema. La última moda para disimular la calvicie cosiste en tatuarse el pelo. Las reservas para los salones que realizan esta innovadora técnica han subido como la espuma en los últimos meses.
El tatuado logra la apariencia del pelo recién cortado gracias a la aplicación de diferentes pigmentos mezclados en el cuero cabelludo para emular el tamaño, la forma y la densidad del pelo rapado.
Esta es la alternativa barata a los ya conocidos trasplantes capilares.
Según Daily Mail, el inventor de esta técnica, el estilista Ian Watson, lleva años buscando la fórmula perfecta para disimular la calvicie tras desarrollar alopecia a los veinte años después de que su hermano mayor muriera de cáncer. Fue entonces cuando Watson pidió a su cuñada que le pintara el cuero cabelludo con el pincel más fino que encontrara. Aunque esa tinta se le fue con la primera ducha, Ian vio que su idea podía llegar a convertirse en un exitoso negocio.
Después de años de intensa investigación comenzó a perfeccionar la técnica junto a algunos de los mejores expertos del mundo en pérdida de cabello y de maquilladores en Londres y Melbourne.
Una década después su compañía no para de abrir clínicas en EEUU y Europa. Con este procedimiento, además de la calvicie, se pueden disfrazar marcas y cicatrices en la cabeza.
Ser calvo produce más soltería que la quiebra o la soltería. Pero ahora hay una solución para este problema. La última moda para disimular la calvicie cosiste en tatuarse el pelo. Las reservas para los salones que realizan esta innovadora técnica han subido como la espuma en los últimos meses.
El tatuado logra la apariencia del pelo recién cortado gracias a la aplicación de diferentes pigmentos mezclados en el cuero cabelludo para emular el tamaño, la forma y la densidad del pelo rapado.
Esta es la alternativa barata a los ya conocidos trasplantes capilares.
Según Daily Mail, el inventor de esta técnica, el estilista Ian Watson, lleva años buscando la fórmula perfecta para disimular la calvicie tras desarrollar alopecia a los veinte años después de que su hermano mayor muriera de cáncer. Fue entonces cuando Watson pidió a su cuñada que le pintara el cuero cabelludo con el pincel más fino que encontrara. Aunque esa tinta se le fue con la primera ducha, Ian vio que su idea podía llegar a convertirse en un exitoso negocio.
Después de años de intensa investigación comenzó a perfeccionar la técnica junto a algunos de los mejores expertos del mundo en pérdida de cabello y de maquilladores en Londres y Melbourne.
Una década después su compañía no para de abrir clínicas en EEUU y Europa. Con este procedimiento, además de la calvicie, se pueden disfrazar marcas y cicatrices en la cabeza.
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