ABC.ES "Salud" Una de las mayores preocupaciones de las mujeres en edad fértil que son diagnosticadas de un cáncer radica en sus posibilidades de tener hijos y en la forma en la que los tratamientos pueden afectar el desarrollo de sus hijos. The Lancet, en un serie de artículos que se publican hoy, trata de dar respuestas a estas dudas, y la principal conclusión es que, hoy día, la gran mayoría de las mujeres puede tener hijos y que, incluso si reciben tratamiento durante el embarazo, sus hijos van a tener un desarrollo normal.
El primer artículo de la serie sobre el cáncer en el embarazo explora los temas relacionados con los cánceres ginecológicos, especialmente el cáncer de cuello del útero y de ovario. La tendencia actual es la de preservar el embarazo siempre que sea posible, explica Philippe Morice, Instituto Gustave Roussy (Francia). Hasta 1 de cada 1.000 embarazos se ve afectado por un cáncer, pero este número podría incrementarse en los países de altos ingresos, ya que más mujeres están posponiendo el embarazo hasta edades más avanzadas, y la edad aumenta el riesgo de la mayoría de los cánceres. En este sentido, dice, las recomendaciones europeas señala que el embarazo debe ser preservado si oncológicamente es seguro y factible.
El tratamiento del cáncer de cuello uterino durante el embarazo depende principalmente de cuatro criterios: el grado de diseminación local (es decir, la etapa del tumor y el tamaño tumoral, determinado clínicamente y el uso de imágenes radiológicas), el estado ganglionar (determinado mediante imágenes radiológicas y quirúrgicas estadificación ganglionar factible hasta 20-22 semanas de gestación), el término del embarazo, y el subtipo histológico. Todos estos factores, aseguran, deben ser tenidos en cuenta a la hora de plantear un tratamiento u otro.
Segundo y tercer trimestre
Se sabe que la quimioterapia no se debe utilizar en las primeras 8 semanas del embarazo, ya que causa daño al feto, pero las evidencias sugieren que puede ser utilizada en el segundo o tercer trimestre, debido a que aumenta las posibilidades de preservación del feto. Además, «los niños expuestos a quimioterapia en el útero después del primer trimestre no parecen tener más anomalías congénitas».
En cuanto al cáncer de mama, en otro artículo, se señala que es posible estatificar el cáncer de mama y tratarlo durante el embarazo. De hecho, asegura, el tratamiento del cáncer durante el embarazo disminuye la necesidad de parto prematuro y, por lo tanto, la prematuridad, que es una preocupación importante en el manejo del cáncer de mama en el embarazo.
El autor de este trabajo, Frédéric Amant, de la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica), explica que la radioterapia no se recomienda durante el embarazo, especialmente en fases tardías, donde se hace más difícil proteger al feto. Sin embargo, señala, la quimioterapia puede administrarse de acuerdo con las directrices estándar para mujeres no embarazadas en los trimestres segundo y tercero. De hecho, destaca que hay evidencias para sugerir que si la quimioterapia se administra correctamente no se está perjudicando al niño, aunque es aconsejable examinar la placenta después del nacimiento para verificar la presencia metástasis. Además, no se puede recomendar la lactancia materna en las primeras semanas después de la quimioterapia.
Desarrollo normal
En este sentido, un estudio publicado en The Lancet Oncology muestra que el desarrollo de los hijos de mujeres expuestas a la quimioterapia durante el embarazo es similar al de la población general. El equipo coordinado de Amant ha evaluado 68 embarazos (70 niños) a las que se administraron 236 ciclos de quimioterapia (tres o cuatro por embarazo). La media de edad gestacional al momento del diagnóstico de cáncer fue de 18 semanas. Los niños nacieron entre las 36 y la 37 semana de embarazo. Los niños evaluados tenían edades comprendidas entre 1,5 y 18 años.
Las pruebas que se practicaron a los niños incluyeron exámenes neurológicos, pruebas del nivel general de funcionamiento cognitivo, electrocardiograma y ecocardiograma, y un cuestionario sobre la salud general y su desarrollo. En los niños mayores de cinco años, además, se realizaron pruebas de audiometría, de aprendizaje auditivo verbal y otras pruebas cognitivas y de conducta.
Los resultados mostraron que aunque los resultados neurocognitivos estaban dentro de rangos normales, las puntuaciones de desarrollo cognitivo fueron más bajas para los niños que nacieron prematuros que para los nacidos a término. Sin embargo, estas diferencias, dicen los investigadores, se encuentran en cualquier grupo de niños que nacen antes de tiempo, no sólo los de este estudio.
Los autores subrayan que se ha demostrado que «los niños que estuvieron expuestos prenatalmente a la quimioterapia tienen un desarrollo similar al de cualquier otro niño». Con estos datos, destacan «la decisión de administrar quimioterapia debe seguir las mismas pautas que en las pacientes no embarazadas En la práctica -señala Amant-, es posible administrar quimioterapia a partir de 14 semanas en adelante la edad gestacional, con especial atención al cuidado prenatal».
Y, aseguran, que la única manera de certificar que la quimioterapia no afecta a los niños es hacer un seguimiento a más largo plazo. En este sentido, Elyce Cardonick, de la Universidad de Rowan, Nueva Jersey, (EE.UU.), considera que este estudio tiene el potencial de afectar a la práctica clínica: «si somos capaces de presentar estos datos tranquilizadores a las mujeres embarazadas con cáncer, éstas podría aceptar en mayor medida el tratamiento durante el embarazo. Además, este informe podría alentar a los oncólogos y los obstetras a reconocer las ventajas de su colaboración en las mujeres embarazadas con cáncer».
Las decisiones relativas a la salud deben ser tomadas por un profesional sanitario, considerando las características únicas del paciente.
El primer artículo de la serie sobre el cáncer en el embarazo explora los temas relacionados con los cánceres ginecológicos, especialmente el cáncer de cuello del útero y de ovario. La tendencia actual es la de preservar el embarazo siempre que sea posible, explica Philippe Morice, Instituto Gustave Roussy (Francia). Hasta 1 de cada 1.000 embarazos se ve afectado por un cáncer, pero este número podría incrementarse en los países de altos ingresos, ya que más mujeres están posponiendo el embarazo hasta edades más avanzadas, y la edad aumenta el riesgo de la mayoría de los cánceres. En este sentido, dice, las recomendaciones europeas señala que el embarazo debe ser preservado si oncológicamente es seguro y factible.
El tratamiento del cáncer de cuello uterino durante el embarazo depende principalmente de cuatro criterios: el grado de diseminación local (es decir, la etapa del tumor y el tamaño tumoral, determinado clínicamente y el uso de imágenes radiológicas), el estado ganglionar (determinado mediante imágenes radiológicas y quirúrgicas estadificación ganglionar factible hasta 20-22 semanas de gestación), el término del embarazo, y el subtipo histológico. Todos estos factores, aseguran, deben ser tenidos en cuenta a la hora de plantear un tratamiento u otro.
Segundo y tercer trimestre
Se sabe que la quimioterapia no se debe utilizar en las primeras 8 semanas del embarazo, ya que causa daño al feto, pero las evidencias sugieren que puede ser utilizada en el segundo o tercer trimestre, debido a que aumenta las posibilidades de preservación del feto. Además, «los niños expuestos a quimioterapia en el útero después del primer trimestre no parecen tener más anomalías congénitas».
En cuanto al cáncer de mama, en otro artículo, se señala que es posible estatificar el cáncer de mama y tratarlo durante el embarazo. De hecho, asegura, el tratamiento del cáncer durante el embarazo disminuye la necesidad de parto prematuro y, por lo tanto, la prematuridad, que es una preocupación importante en el manejo del cáncer de mama en el embarazo.
El autor de este trabajo, Frédéric Amant, de la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica), explica que la radioterapia no se recomienda durante el embarazo, especialmente en fases tardías, donde se hace más difícil proteger al feto. Sin embargo, señala, la quimioterapia puede administrarse de acuerdo con las directrices estándar para mujeres no embarazadas en los trimestres segundo y tercero. De hecho, destaca que hay evidencias para sugerir que si la quimioterapia se administra correctamente no se está perjudicando al niño, aunque es aconsejable examinar la placenta después del nacimiento para verificar la presencia metástasis. Además, no se puede recomendar la lactancia materna en las primeras semanas después de la quimioterapia.
Desarrollo normal
En este sentido, un estudio publicado en The Lancet Oncology muestra que el desarrollo de los hijos de mujeres expuestas a la quimioterapia durante el embarazo es similar al de la población general. El equipo coordinado de Amant ha evaluado 68 embarazos (70 niños) a las que se administraron 236 ciclos de quimioterapia (tres o cuatro por embarazo). La media de edad gestacional al momento del diagnóstico de cáncer fue de 18 semanas. Los niños nacieron entre las 36 y la 37 semana de embarazo. Los niños evaluados tenían edades comprendidas entre 1,5 y 18 años.
Las pruebas que se practicaron a los niños incluyeron exámenes neurológicos, pruebas del nivel general de funcionamiento cognitivo, electrocardiograma y ecocardiograma, y un cuestionario sobre la salud general y su desarrollo. En los niños mayores de cinco años, además, se realizaron pruebas de audiometría, de aprendizaje auditivo verbal y otras pruebas cognitivas y de conducta.
Los resultados mostraron que aunque los resultados neurocognitivos estaban dentro de rangos normales, las puntuaciones de desarrollo cognitivo fueron más bajas para los niños que nacieron prematuros que para los nacidos a término. Sin embargo, estas diferencias, dicen los investigadores, se encuentran en cualquier grupo de niños que nacen antes de tiempo, no sólo los de este estudio.
Los autores subrayan que se ha demostrado que «los niños que estuvieron expuestos prenatalmente a la quimioterapia tienen un desarrollo similar al de cualquier otro niño». Con estos datos, destacan «la decisión de administrar quimioterapia debe seguir las mismas pautas que en las pacientes no embarazadas En la práctica -señala Amant-, es posible administrar quimioterapia a partir de 14 semanas en adelante la edad gestacional, con especial atención al cuidado prenatal».
Y, aseguran, que la única manera de certificar que la quimioterapia no afecta a los niños es hacer un seguimiento a más largo plazo. En este sentido, Elyce Cardonick, de la Universidad de Rowan, Nueva Jersey, (EE.UU.), considera que este estudio tiene el potencial de afectar a la práctica clínica: «si somos capaces de presentar estos datos tranquilizadores a las mujeres embarazadas con cáncer, éstas podría aceptar en mayor medida el tratamiento durante el embarazo. Además, este informe podría alentar a los oncólogos y los obstetras a reconocer las ventajas de su colaboración en las mujeres embarazadas con cáncer».
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