La carcajada fortalece el corazón y genera respuestas somáticas saludables
Reuters
La catedrática, quien pronunció la conferencia titulada «Humor y cerebro feliz», subrayó que el humor responde a un mecanismo cerebral «precioso», que está siendo muy investigado por la neurociencia y que se origina en un área denominada «central de detección de errores».
Por ejemplo, al escuchar un chiste, el cerebro procesa el lenguaje y, cuando la historia toma un giro absurdo, la «central de errores», una región situada entre los dos hemisferios, detecta el error y sincroniza lo lógico y lo ilógico de la narración, ha explicado López.
Al conseguir detectar el error, ha indicado la catedrática, el cerebro obtiene una «recompensa» a través de la liberación de dopamina, una hormona que genera una sensación de regocijo que se termina somatizando en una carcajada que, a su vez, fortalece el corazón y genera respuestas somáticas saludables.
López ha señalado en ese sentido que el mecanismo cerebral del humor es muy complejo, pero es innato al ser humano: «Es un mecanismo que se expresa de igual forma en todas las culturas, en todas las edades. La risa significa alegría y felicidad universalmente y en todas las épocas».
Ellas, más complejas
Sí existen no obstante algunas diferencias entre el sentido del humor de hombres y mujeres, ya que la parte cognitiva del mismo es igual, pero no la parte emocional.
A los hombres, ha aseverado López, «lo que normalmente les hace soltar la carcajada es que algo sea absurdo», mientras que las mujeres, «por su mecanismo de procesamiento de las emociones, que es mucho más intenso, necesitan que lo absurdo sea divertido; una cosa simplemente absurda no les hace gracia».
Los adolescentes, con poco humor
También hay algunas diferencias entre los adolescentes y los adultos, ya que los primeros «tienen muy poco sentido del humor», porque captar lo ilógico y lo absurdo «requiere una parte del lóbulo frontal que justamente madura muy tarde».
Además, ha agregado, el sentido del humor necesita una buena gestión de las emociones, pero los adolescentes tienden a procesar éstas de una manera desproporcionada porque «esperan muchísima recompensa de cosas que no son para tanto».
Esta tendencia hace que los adolescentes en general tengan menos sentido del humor, porque «es más difícil que capten bien la somatización de las emociones, que vean en una cara lo que está pasando».
La catedrática ha hecho especial hincapié en la importancia del sentido del humor en la sociabilidad, porque «la risa es convivencia».
«Las personas que nos hacen reír nos hacen felices no tanto porque nos hacen pasar un buen rato, sino porque en el fondo, cuando nos reímos, aunque las cosas estén muy negras, todo se relativiza un poco y eso nos fortalece mucho el cuerpo también», ha concluido.
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