Aunque las autoridades brasileñas anunciaron que la huelga policial en Río de Janeiro no afectará los festejos del Carnaval, una de las mayores fiestas del mundo, la espiral de violencia desatada tras la medida de fuerza de los uniformados amenaza con convertir esta edición en la más peligrosa para los turistas que acudirán al Sambódromo y sus inmediaciones en medio de un profundo temor a hechos delictivos.
Aunque no se descartan hechos de violencia, el escaso apoyo al paro contribuyó a que unas 100 mil personas salieran ayer a las calles del centro de la ciudad para la primera gran fiesta de Carnaval callejero, el desfile de la comparsa Cordao da Bola Preta, que fue escoltado por 200 uniformados.
Para combatir a grupos parapoliciales y delictivos, el Ejecutivo destinó a las fuerzas militares y al escuadrón de elite BOPE, célebre por luchar contra el narcotráfico en las favelas.
En tanto, mientras el gobierno de Dilma Rousseff y la gobernación de Río buscaban frustrar la huelga, otros cien “bloques carnavalescos” callejeros confirmaron ayer que marcharán este fin de semana por barrios y la costanera de Río de Janeiro, según informó la TV Globo.
La tradicional celebración, que marca el inicio de las festividades del Carnaval en la Cidade Maravilhosa, había estado en duda el jueves, cuando policías y bomberos de Río determinaron que se iban a declarar en huelga.
Con el respaldo de la presidenta Rousseff, que envió a 14 mil militares para custodiar los festejos, el gobernador del estado, Sergio Cabral, afirmó que la mayoría de los policías y bomberos no adhirieron a la huelga. En tanto, las autoridades detuvieron a 17 policías y a 123 bomberos por desobediencia y abrieron procesos administrativos contra otros 270.
La situación de huelga policial en Río de Janeiro –la Constitución les prohíbe sindicalizarse– contrastó con la del estado de Bahía, donde se registraron 160 asesinatos desde que comenzó la protesta.
En tanto, los organizadores de los Juegos Olímpicos de 2016 en Río de Janeiro confían aún en que sus preparativos no se verán afectados por la huelga policial, que amenaza con causar inconvenientes durante el Carnaval carioca. En un comunicado enviado a la prensa, el Comité Olímpico señaló que mantiene “toda su confianza” en las políticas de seguridad pública implementadas en la ciudad. Sin embargo, no dudó en criticar a los uniformados en paro.
“Un Estado democrático debe permitir que los trabajadores se manifiesten, pero deben prevalecer el sentido común y el diálogo”, aseveró el Comité.
Fuente: http://www.perfil.com/ediciones/2012/2/edicion_650/contenidos/noticia_0049.html
Aunque no se descartan hechos de violencia, el escaso apoyo al paro contribuyó a que unas 100 mil personas salieran ayer a las calles del centro de la ciudad para la primera gran fiesta de Carnaval callejero, el desfile de la comparsa Cordao da Bola Preta, que fue escoltado por 200 uniformados.
Para combatir a grupos parapoliciales y delictivos, el Ejecutivo destinó a las fuerzas militares y al escuadrón de elite BOPE, célebre por luchar contra el narcotráfico en las favelas.
En tanto, mientras el gobierno de Dilma Rousseff y la gobernación de Río buscaban frustrar la huelga, otros cien “bloques carnavalescos” callejeros confirmaron ayer que marcharán este fin de semana por barrios y la costanera de Río de Janeiro, según informó la TV Globo.
La tradicional celebración, que marca el inicio de las festividades del Carnaval en la Cidade Maravilhosa, había estado en duda el jueves, cuando policías y bomberos de Río determinaron que se iban a declarar en huelga.
Con el respaldo de la presidenta Rousseff, que envió a 14 mil militares para custodiar los festejos, el gobernador del estado, Sergio Cabral, afirmó que la mayoría de los policías y bomberos no adhirieron a la huelga. En tanto, las autoridades detuvieron a 17 policías y a 123 bomberos por desobediencia y abrieron procesos administrativos contra otros 270.
La situación de huelga policial en Río de Janeiro –la Constitución les prohíbe sindicalizarse– contrastó con la del estado de Bahía, donde se registraron 160 asesinatos desde que comenzó la protesta.
En tanto, los organizadores de los Juegos Olímpicos de 2016 en Río de Janeiro confían aún en que sus preparativos no se verán afectados por la huelga policial, que amenaza con causar inconvenientes durante el Carnaval carioca. En un comunicado enviado a la prensa, el Comité Olímpico señaló que mantiene “toda su confianza” en las políticas de seguridad pública implementadas en la ciudad. Sin embargo, no dudó en criticar a los uniformados en paro.
“Un Estado democrático debe permitir que los trabajadores se manifiesten, pero deben prevalecer el sentido común y el diálogo”, aseveró el Comité.
Fuente: http://www.perfil.com/ediciones/2012/2/edicion_650/contenidos/noticia_0049.html
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