De presentadores, animadores y payasos

Entre las personas que hacen de la conducción de un acto público una profesión hay diferentes especialistas de conformidad con la idoneidad y el estilo con que actúen. Así hay quienes son certificados como presentadores, que son los que exaltan con destreza y comedimiento las motivaciones de una actividad, y a la vez introducen a las figuras y otros elementos que participen en un evento dado. El presentador es propio para actos profesionales, culturales, y también variedades artísticas. En su formato de actuación son calificados como maestr@os de ceremonias.
Todas esas condiciones las han constituidos en sus personas Osvaldo Cepeda y Cepeda, Yaqui Núñez del Risco, Roberto Ángel Salcedo y Zunilda Fondeur (Nueva York), entre otras meritorias figuras dominicanas.
En cambio el animador es quien con desbordado entusiasmo, apasionamiento, y hasta con ditirambos presenta un espectáculo y sus valores. Espectáculo que tanto podría ser artístico, deportivo y de otras naturalezas de diversión. Frecuentemente tales especialistas se desenvuelven en conciertos populares de música, así como muy especial en shows por televisión.
A la vez el animador, si posee suficiente talento, ya para el canto o el humor, entonces hasta podría ser calificado de showman. O sea la persona que trasciende la condición de conductor (lo cual implica todas las categorías mencionadas) para ser una atracción en sí misma.


Un ejemplo de esto último fue lo que constituyeron (o constituyen) un Freddy Beras
Goico, Adal Ramones, Johnny Carson, Oprah Winfrey, David Letterman y otros.

Lógico, en todas estas esferas hay unos más brillantes que otros. También hay que hacer ciertos desgloses, pues no es lo mismo que un animador tenga humor, a que sea propiamente un humorista.
Jochi Santos es un extraordinario animador, pero no es un humorista. Contrario a Freddy Beras Goico, que lo era; incluso hasta cantaba.
Julio César Matías, Luisito Martí, Felipe Polanco (Boruga), Cuquín Víctoria, Raymond Pozo, Miguel Céspedes (fueron unos, son otros) maravillosos humoristas, pero no presentadores ni animadores, aunque en algún momento de sus vidas ejercieran como tales. Incluso Luisito Martí no solamente cantó por muchos años con el combo de Johnny Ventura, sino que además tuvo su propio conjunto musical.
En RD propiamente buenos presentadores son Jatnna Tavares, Tania Báez, Roberto Ángel Salcedo, Nikauly de la Mota y otras más.

Ahora, hay que cuidarse mucho de meter en un mismo saco a un animador simpático, dinámico, brillante, juntamente con un payaso, que es lo mismo que decir con un ridículo. Porque para un locutor devenir en un magnifico animador, necesita fundamentalmente capacidad, que es lo mismo que decir cultura, buena dicción y gran léxico, además de mucha chispa, sentido común y mucho talento. Y ninguna de estas cualidades pueden ser sustituidas por irrespeto, indelicadezas, vocinglerías, gesticulaciones desorbitadas y malabarismos. Por lo que cuando se incurre en esto, entonces se pasa al mundo de la payasería, de la chabacanería, de la artesanía y de la ridicule

Y mucha atención con considerar que estamos desairando a los payasos, pues precisamente en gran parte su arte consiste en eso, en ser ridículos para que con sus extravagancias provocar hilaridad en el auditorio.


Esa actitud alocada, disparatada y sin miramiento alguno con que actúan muchos supuestos animadores (¡hasta han sido premiados bajo esa calificación!), no tiene que ver nada con entusiasmo y pasión. Incluso llegamos más lejos al afirmar que el animador con las autenticas herramientas de tal, no precisa de posturas desaforradas para despertar la atención, abrillantar un evento y ganar crédito.
Estas observaciones no están motivadas por prurito alguno de didactismo, aunque podrían ser tomadas como tales, sino que son conclusiones extraídas de la vivencia diaria de la televisión dominicana y de otras partes. Piénselo y encontrará ejemplos, aunque no se vistan de bufones, ¡salvo ocasionalmente!
Finalmente para quienes trabajan en ese último medio conduciendo programas o segmentos musicales, queremos decirles que además de los atolondrados de Guachupita, en la capital, de Cienfuegos, en Santiago, también hay televidentes perspicaces en esas masas. Que la finca no solamente está sembrada de guasábara y verdolaga, sino también de otras plantas aromáticas. Don´t foget that, clowns.
http://mercaprensa.blogspot.com

No hay comentarios.: