Las Damas de Blanco (su líder, Berta Soler, en el centro), durante la marcha de este domingo en La Habana, poco antes de sufrir un nuevo «acto de repudio» de seguidores del régimen cubanoEl Congreso de Estados Unidos estudia una propuesta para volver a restringir los viajes y el envío de remesas a Cuba, lo que supondría un duro revés para la política de acercamiento a La Habana que ha intentado poner en marcha el presidente norteamericano, Barack Obama, desde que llegó al poder en enero de 2009, informa Europa Press.
La propuesta fue presentada por el representante republicano de origen cubano Mario Diaz-Balart y ha sido incluida dentro del proyecto de ley de gastos del Gobierno estadounidense, informa este miércoles el diario «El Nuevo Herald».
Fuentes parlamentarias así como medios estadounidenses han vaticinado que el Congreso -de mayoría republicana-podría dar luz verde a la iniciativa de Diaz-Balart, que ha sido objeto de intensas negociaciones en los últimos días.
Se desconoce si las restricciones regresarán al nivel establecido durante el Gobierno de George W. Bush, cuando los cubano-americanos sólo podían viajar a la isla cada tres años con el único propósito de visitar a determinados familiares y enviar un máximo de 1.200 dólares al año en remesas.
Poco después de asumir el poder, Obama sorprendió al exilio cubano con la flexibilización de todas estas medidas, permitiendo los viajes a la isla sin ningún tipo de limitación, así como el envío de dinero sin restricciones. Sin embargo, había dejado pendiente los viajes de estadounidenses a Cuba por motivos turísticos.
El número de cubano-americanos que viajó en vuelos directos a la isla aumentó un 60 por ciento desde 2009 hasta 2010, pasando de 2.003 pasajeros a 323.000, según precisó Armando García, presidente de la agencia de viajes Marazul, con sede en Miami. El regreso a las restricciones y a las limitaciones «va a tener un efecto devastador en esta comunidad. Esto traerá consigo el retorno de la crueldad», aseguró García al rotativo.
Condenado a quince años
Fuentes del Congreso estadounidense han asegurado que la propuesta del Diaz-Balart ha tenido acogida a causa de la actitud que ha asumido el Gobierno de Raúl Castro con respecto al contratista estadounidense Alan Gross, detenido en La Habana en diciembre de 2009 y condenado en marzo a 15 años de prisión por supuestamente distribuir equipos ilegales en la isla.
«Alan Gross y las palizas dadas a los disidentes hacen difícil al miembro promedio del Congreso apoyar gestos de buena voluntad hacia Cuba», explicó un ayudante del Parlamento que pidió el anonimato, citado por «El Nuevo Herald».
La medida de Diaz-Balart fue aprobada por una comisión de la Cámara el pasado verano como una cláusula del gran proyecto de ley de gastos del Tesoro que actualmente está siendo negociada por los representantes.
Al mismo tiempo, grupos a favor de suavizar el embargo contra Cuba mantienen desde este miércoles una férrea campaña de presión para que el Conreso de EE.UU. no revierta la flexibilización de los viajes y las remesas, informa Efe.
Según fuentes legislativas demócratas, los legisladores continuarán puliendo la versión final del proyecto de ley de gastos y cabe la posibilidad de que dejen intacta la polémica medida sobre Cuba. Pero esa versión tendrá que ser armonizada con la que salga del Senado, bajo control demócrata.
El Grupo de Estudio sobre Cuba, partidario de flexibilizar el embargo contra Cuba, condenó en un comunicado «las acciones de ciertos miembros del Congreso dirigidas a revertir las políticas que han contribuido a reunificar a las familias cubanas, rompiendo el aislamiento impuesto sobre el pueblo cubano».
«Los viajes y envíos autorizados bajo la política existente han ayudado a las familias cubanas a reducir su dependencia del Gobierno cubano e incluso les han permitido empezar sus propias empresas privadas. Al revertir estas políticas se condenaría a las familias cubanas a continuar su dependencia del Gobierno cubano», enfatizó.
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