Reuters
Israel ha ofrecido «toda la ayuda necesaria» a Turquía en la gestión del terremoto que ayer sacudió el este del país, en los alrededores del lago Van. El seísmo, de 7,2 grados en la escala Richter, se cobró la vida de centenares de personas, con varios cientos también de desaparecidos. Dada la magnitud del temblor, los expertos indican que el número de víctimas mortales podría superar el millar.
«En estos momentos difíciles Israel está dispuesto a proveer cualquier ayuda requerida en cualquier parte en Turquía, en todo momento», dijo el presidente israelí, Simón Peres, a su homólogo turco, Abdulá Gül. La misma oferta fue realizada por el ministro de Defensa, Ehud Barak, quien aseguró que el Ejecutivo turco la había rechazado. Aunque muchos otros países han ofrecido su ayuda, la aportación israelí cobraría una importancia especial dado el actual estado de confrontación que mantienen ambos países.
Mil edificios afectados
El terremoto, el más potente de la década en Turquía, tuvo lugar a las 13.41 horas de la tarde. El epicentro se situó en la localidad de Tabanli, a 20 kilómetros de Van, la capital de la provincia. «Estimamos que cerca de un milar de edificios han resultado afectados y que se han producido cientos de muertos. Podrían ser quinientos, e incluso mil», declaró el director general del Observatorio de Terremotos Kandilli.
Ayer tarde, el sitio del que llegaban peores informaciones era Ercis, donde una treintena de edificios se hundieron durante el seísmo, entre ellos una residencia de estudiantes. «Tenemos muchos muertos y heridos, pero no sabemos el número», indicó el alcalde de la localidad a la emisora NTV, mientras solicitaba desesperadamente el envío de ayuda médica y humanitaria.
La ciudad de Van también se ha visto afectada. Las televisiones turcas mostraban ayer imágenes tomadas durante el seísmo e inmediatamente después, en la que se veían los escombros de varios edificios –incluyendo un edificio de siete plantas- y los esfuerzos de los habitantes por rescatar a los supervivientes.
El Departamento de Gestión de Emergencias y Desastres indicó en un comunicado el envío de más de 500 funcionarios de salud y miembros de equipos de rescate y búsqueda a Van desde cuarenta provincias. «El sistema de teléfonos está colapsado debido al pánico y no podemos valorar inmediatamente la extensión de los daños», declaró Bekir Kaya, el alcalde de Van.
Turquía se halla situada en una zona de máxima actividad sísmica. Según los geólogos, más del 90% del territorio turco es proclive a sufrir un terremoto, al encontrarse en la confluencia entre la placa euroasiática y la placa irania. El país ha sufrido más de cuarenta grandes movimientos sísmicos (de más de 6 grados en la escala Richter) en el último siglo.
Los protocolos de gestión de emergencias parecen haber mejorado desde 1999, cuando, después de un seísmo que acabó con la vida de 17.000 personas en Izmit, en el oeste del país, el gobierno tardó cinco días en organizar los equipos de ayuda, provocando su descrédito. Es más, cuando las ofertas de ayuda exterior comenzaron a llegar, el entonces ministro de Salud llegó a decir que no querían «sangre griega o armenia» para las transfusiones.
Pero los equipos de rescate griegos llegaron al lugar del desastre mucho antes que los del propio Estado turco, cambiando la imagen de Grecia –enemigo tradicional de Turquía- a ojos de la opinión pública nacional. Cuando unas semanas más tarde otro seísmo de menor magnitud sacudió Atenas, los turcos se volcaron en masa a ayudar a su vecino griego, dando a luz a la llamada «diplomacia de los terremotos».
¿Puede esto repetirse con Israel, cuyas relaciones con Turquía pasan por el que probablemente es el peor momento de su historia? Tal vez, dado que la cortesía mutua nunca ha faltado entre ambos países en los momentos de necesidad.
Israel ya envió equipos de asistencia tras los dos mortíferos terremotos de 1999. En el primero, y el peor de los dos, el grupo israelí permaneció en Turquía durante una semana, y logró rescatar con vida a una docena de víctimas y los cadáveres de otras ciento cuarenta personas. Israel también instaló un hospital de campaña en el que trató a más de 1.000 víctimas, según recordó ayer la versión digital del diario «Today’s Zaman», cercano al gobierno turco.
Aviones cisterna
Un favor que los turcos devolvieron el pasado diciembre, cuando, a pesar del desencuentro diplomático, Erdogán decidió enviar aviones cisterna para ayudar al gobierno israelí a combatir la oleada de incendios que azotaba el país y que acabaron con la vida de más de cuarenta personas.
«Hablo como una persona, un judío y un israelí que recuerda y es bien consciente de la profundidad de la relación histórica entre nuestros pueblos. Desde este lugar, envío las condolencias de todo Israel a las familias de aquellos que han fallecido», le dijo ayer Peres al presidente Gül, de acuerdo con un comunicado israelí. Está por ver si este intento de acercamiento en mitad de la tragedia servirá para algo. Pero el gesto queda.
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