Mañana (hoy) se cumplen 167 años de proclamada la independencia de esta parte de la Isla que estaba dominada por Haití.
Para eso fue necesario un proceso de lucha en el cual se puso de manifiesto el espíritu independentista de los protagonistas de la gesta y de otros dominicanos que se sumaron.
Todo comenzó con la idea de Juan Pablo Duarte de libertar a su país, motivación que trajo de Europa, donde se educó. Para eso llevó a cabo una jornada de concienciación y educación en diferentes disciplinas a sus compañeros de ideales.
También se entrenó en el manejo de las armas, sobre todo las que usaban en esa época, que eran la espada, el sable y el machete. También aprendió el deporte de la esgrima.
Fundó la Sociedad Secreta La Trinitaria que fue complementada con otras de carácter cultural: La Dramática y La Filantrópica.
Pero también él puso al servicio de la causa sus bienes e incluso le pidió a su familia que lo hicieran.
Sin embargo, cuando se proclamó la independencia, el 27 de febrero de 1844, Duarte no estaba en el país, sino que regresa el 15 de marzo de ese año para incorporarse.
A él se le debe la elaboración del proyecto de la primera Constitución que se proclamó meses después, el 6 de noviembre.
Duarte fue un hombre que dio mucho y lo sacrificó todo por el bien de nuestro país. La independencia que ayudó a lograr estuvo amenazada, tanto por los haitianos, como por quienes, como Santana, eran partidarios de la anexión.
No pudo ser presidente de la República, como le correspondía y, en cambio, fue forzado a vivir en el exilio, donde murió.
Pero también otros se sacrificaron como él y hasta les fue quitada la vida, como los hermanos María Trinidad y Francisco del Rosario Sánchez.
Hoy más que nunca se necesita que emulemos a Duarte practicando las virtudes que él predicó y que están consignadas en su ideario; leyendo la historia; siguiendo el ejemplo de los buenos ciudadanos que ha dado nuestra Nación y alejándonos de los vicios y, sobre todo, fomentando el amor familiar y estudiando.
Debemos defender nuestra identidad, preservar los valores que nos legaron los antepasados y defender a toda costa la soberanía de la Nación.
También es necesario que cuidemos nuestro medio ambiente, que está amenazado por quienes no les importa que vivamos en un país sano, donde se respire aire puro.
En fin, que en este aniversario de la República se hace urgente que nos aboquemos a trabajar para tener el país que queremos.
Los niños y niñas están en el deber de aportar, cada uno según su edad y posibilidades, para que lograr un país libre, soberano y grande como la soñaron los forjadores de la independencia, especialmente Duarte, Sánchez y Mella.
Rosa Francia Esquea
Estado continuo e independiente
Hace hoy 167 años que los dominicanos acogimos el estilo de vida republicano. Duarte, Sánchez, Mella y un grupo de valientes pusieron en vigencia desde entonces un Estado soberano, libre de toda dominación extranjera. La proclamación no podía ser más oportuna, pues fue hecha en momentos en que se ponía fin al dominio político y militar de 22 años de los haitianos sobre los dominicanos.
En esos 167 años, los dominicanos hemos podido ver cómo la continuidad, una de las condiciones más preciadas del Estado, ha perdido repetidas veces su consistencia para sucumbir a la voluntad de grupos de poder, que han acomodado las pautas de convivencia e igualdad para que sirvan a sus intereses. En buen cristiano, esa conducta ha atentado contra los intereses de los demás, que deberían disfrutar igualdad de derechos y oportunidades.
Tenemos, pues, un Estado libre del dominio externo, pero que a lo interno permite que unos secuestren sus pautas en perjuicio de los otros. La inequidad y la exclusión son rasgos que coexisten con las normas que determinan la igualdad de todos ante la ley y la justicia, que son prerrogativas inherentes a la proclamación de independencia hecha hace 167 años. Hoy por hoy hace falta validar la independencia sobre la base de una continuidad en la aplicación de las pautas que sustentan el Estado.
Editorial Hoy
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