Una amistad que por tener mas de 25 años alcanzó la medalla de plata, me une al más carismático y popular merenguero dominicano, Fernando Villalona, por invitación de mi amigo Jorge Domínguez asistí a una fiesta del mayimbe.Después del baile, salimos en busca del pato robao, a pesar de que Clary Arias la esposa de Domínguez había preparado un sabroso sancocho, Villalona quería comer pato, y lo complacimos.
Fernando es más de lo que el publico conoce de el, es un ser humano especial, cuyas obras humanitarias no buscan la publicidad en los medios, son muchas las vidas que se han salvado gracias a sus aportes desde antes de la creación de su fundación.
Hombre de trato exquisito, sincero ante el sentimiento de amistad, y en su Corazón vive un muchacho grande, convertido en un regalo maravilloso nacido de la primavera de un amor hecho carne en las alturas de Loma de Cabrera.
Sus sueños cristalizados, lo hemos disfrutado, desde aquel día en que al venir al mundo las olas del Mar montecristeño acunaron y llevaron sus gritos de recién nacido por el mundo anunciando la buena nueva.
Como en los viejos tiempos disfruté con Fernando lo que se planificó como una cena, pero el lo convirtió en desayuno, pues llegamos a la casa pasadas las 3 de la madrugada y esperamos ver el Alba apuntado el inicio del nuevo día.
Entre patos, sanconcho y la ternura de Fátima la esposa de Fernando Villalona, celebramos la vida, sin humo contaminando el aire, solo con la emoción natural expresada por la alegría sana de la reafirmación de una amistad.
MIGUEL DE JESUS RODRIGUEZ
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