Dallas- La gobernadora Nuevo México, Susana Martínez, pidió a la legislatura estatal que comenzará a sesionar esta semana, la derogación de una ley que permite a los inmigrantes indocumentados obtener licencias de conducir.
Martínez, quien se convirtió en la primera gobernadora hispana de una entidad estadunidense, prometió durante su campaña política que pondría fin a la emisión de licencias de conducir a indocumentados.
El vocero de la gobernadora republicana, Scott Darnell, señaló que Martínez tiene dos metas en materia de las licencias de conducir.
"En primer lugar, quiere detener la práctica de emitir licencias de conducir a inmigrantes ilegales y, en segundo, apoya revocar las licencias a los inmigrantes ilegales que ya la han recibido ", precisó.
Nuevo México, Utah y Washington son los únicos tres estados donde los solicitantes de licencias de conducir no están obligados a probar que son residentes legales en Estados Unidos.
Nuevo México empezó a emitir licencias para conducir a indocumentados en 2003, luego de que la legislatura estatal aprobó una ley que autorizaba a extranjeros obtener este documento.
El entonces gobernador Bill Richardson, quien con su firma respaldó la legislación, dijo que la ley promovía la seguridad vial al identificar debidamente a los conductores y al eliminar obstáculos que les impedían circular sin seguro de protección.
La División de Vehículos de Motor de Nuevo México emite una licencia de conducir a un ciudadano extranjero que reside en esa entidad si este presenta al menos dos documentos de identidad.
En el caso de los inmigrantes mexicanos, uno de los documentos que se acepta es la matricula consular emitida por los consulados de México en Albuquerque o El Paso, así como el certificado de nacimiento o de matrimonio, si este se realizó en Estados Unidos.
Desde que la ley entró en vigor, unos 82 mil 700 inmigrantes indocumentados han tramitado su licencia de conducir en esa entidad.
El documento no solo autoriza a los indocumentados a conducir automóviles, sino que funciona como una identificación oficial, además de le permite al indocumentado adquirir un seguro para su auto y de esa forma estar cubiertos en caso de accidente.
Organizaciones que promueven un mayor control de la inmigración demandan poner fin a la emisión de licencias para indocumentados, al sostener que esta práctica les concede de manera implícita un estatus de residencia en el país.
Los opositores señalan que una licencia de conducir es casi como un pasaporte al conceder varios beneficios a quienes la poseen como el abrir una cuenta de banco y otros servicios.
El representante estatal republicano Bill Rhem dijo que planea presentar a la legislatura de Nuevo México un proyecto de ley para dar a los indocumentado un plazo de cinco meses para que entreguen sus licencias, que serían sustituidas por "permisos de conducción".
Dichos permisos no serían aceptados como identificación, como ocurre ahora con la licencia, sino sólo para conducir un automóvil.
Bajo la iniciativa de Rhem, todas las licencias de conducir que estén en manos de indocumentados se cancelarían a partir del enero de 2012.
El deseo de Martínez, quien asumió el cargo como gobernadora, el pasado 1 de enero, de revocar la ley parece seguir una tendencia nacional a lo largo de la última década.
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