Si tras una noche de copas sufre dolor de cabeza, cansancio, sed, ardor de estómago, malestar general, visión borrosa… y en el peor de los casos también: temblores, diarrea, mareos, nauseas o vómitos, usted entonces tiene una honorable resaca.
Llamada por los ingleses como “hangover” y “futsu-ka-yoi” (borrachera del segundo día) por los japoneses, el término médico es veisalgia y su origen etimológico no deja lugar a dudas: mezcla del vocablo noruego “kveis”, que significa intranquilidad después de una bacanal, y “algia”, del griego, que significa dolor.
Como regla general, las bebidas más oscuras son las que producen peores resacas, estableciendo así una especie de ranking de bebidas más “resacosas”: coñac, vino tinto, ron, whisky, vino blanco, ginebra, vodka y etanol ruso.
En cualquier caso, si va a beber, lo mejor es hacer un consumo muy puntual, responsable y moderado. Conviene recordar que su consumo frecuente y desmesurado produce degeneración neurológica y alteraciones hepáticas, así como tolerancia y dependencia física y psicológica. En el caso de embarazo provoca alteración en el desarrollo fetal, asociada con talla pequeña, desarrollo facial anormal y otras anomalías físicas y retraso mental.