NUEVA YORK- El alcalde Michael Bloomberg visitó el jueves algunos de los vecindarios más afectados por una nevada reciente y admitió que las autoridades respondieron a la crisis de manera "inadecuada e inaceptable".
Sin embargo, a pesar de las declaraciones fue evidente que el enojo de la población no se ha disipado.
El alcalde acababa de declarar una especie de victoria -tres días después de que la nieve dejó de caer, ésta ha sido retirada de cada calle al menos en una ocasión, anunció- cuando una política que iba detrás tomó el micrófono para expresar su malestar.
"Incluso donde vivo, todavía hay cuatro pulgadas (10 centímetros)" de nieve en el camino, dijo la presidenta del distrito de Queens, Helen Marshall, a los periodistas reunidos en un centro recreativo.
En al menos una calle cercana aún se podían ver acumulaciones de nieve, aunque reducidas parcialmente respecto a los 51 centímetros (20 pulgadas) de la tormenta. Marshall dijo que las personas de su distrito llamaban a su oficina para preguntar: "¿Dónde está la pala mecánica?".
Algunas calles seguían intransitables o sin ser paleadas.
Angelo Annunziata permaneció en su cuadra de Brooklyn en una calle atiborrada de nieve. Una pala mecánica se apareció por primera vez la tarde del jueves.
"Trabajo en Manhattan, y allí andan palas limpiando el pavimento. Lo único que le interesa a Bloomberg es toda la gente que llega a Manhattan para el Año Nuevo", expuso. "Bueno, nosotros pagamos impuestos como todos los demás. Esto es ridículo".
Al igual que hizo a principios de semana, Bloomberg prometió investigar las fallas, pero negó que las reducciones de presupuesto hayan incidido en la respuesta de las autoridades locales. Y aunque dijo que investigará los persistentes rumores de que los operadores de las palas mecánicas redujeron la velocidad de sus actividades durante la tormenta, afirmó que no hay evidencias de una protesta semejante.
Unos 100 supervisores del Departamento de Salubridad, a cargo de coordinar la flota de las palas mecánicas, serán bajados de categoría el sábado. Eso desató la especulación de que algunos supervisores habían saboteado el retiro de la nieve.
Mientras tanto, los tres mayores aeropuertos del área de Nueva York habían casi normalizado sus operaciones y pocos pasajeros seguían varados. Por primera ocasión desde que azotó la tormenta, los cientos de estaciones del tren subterráneo de la ciudad estaban todas funcionando el jueves, el día en que entró en vigencia un aumento en la tarifa. Los últimos de unos 600 autobuses atorados en la nieve habían sido retirados, al igual que la mayoría de los automóviles abandonados, dijo el alcalde.
Bloomberg -magnate de los medios de comunicación que se ha creado la reputación de un administrador hábil, partidario de reducir la burocracia- defendió a principios de semana la respuesta de las autoridades a la nevada, pero en los últimos días adoptó un tono más conciliatorio a medida que aumentaban las quejas sobre ambulancias atascadas y calles sin palear.
"La respuesta a la tormenta de nieve fue inadecuada e inaceptable", concedió el jueves. "Nadie está satisfecho. Nos hacemos responsables. Yo me hago responsable".
Unas 1.600 palas mecánicas recorrieron las calles el jueves, al tiempo que unos 2.000 jornaleros trabajaron para retirar la nieve de paradas de autobús, cruces de calles y espacios similares, dijo Bloomberg.
Las calles bloqueadas por nieve y automóviles atascados obstruyeron a los servicios de emergencia, que recibieron un número muy elevado de llamadas, aunque no todas eran verdaderas urgencias.
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