Un momentito con Miguel De Jesus "ANIMADORES DE TARIMAS Y SU DEPRIMENTE ESPECTACULO"

Un animador es un Locutor, con la capacidad de transformar de manera colectiva al público que recibe su trabajo logrando la integración y participación de personas seguidoras de un espectáculo determinado. En nuestro país, los profesionales que realizan dicho trabajo no tienen el más mínimo respeto por las normas que establecen el desarrollo y comportamiento de los talentos, que comunican para grandes masas. Todos, sin excepción se limitan a pedir una bulla, aplausos para los hombres ahora para las mujeres, los del VIP que lindo están un aplauso para ustedes mismos, yo cojo las chicas y tu los chicos. Los míos son los de este lado y los tuyos los de aquel, bueno son algunos de los disparates que la pobre audiencia tiene que soportar, otra cosa cuando presentan lo hacen en pandilla. Es decir, suben 4 para decir lo mismo y lo peor, al momento de hacer mención del líder del grupo, lo dicen en coro y por cierto muy desafinado, una de las estupideces repetidas de esos animadores. Me ha tocado sufrir la animación en la actividad del 27 de Febrero, día de nuestra Independencia, que barbaridad, no hay forma de que esas Estrellas aporten con diálogos ilustrativos sobre el acontecimiento. Existen muchos recursos, para mantener la chispa en la gente, por lo que no es necesario caer tan bajo, y parecer descerebrados, de esos que nada interesante dicen por su falta de formación. La mediocridad y ausencia de ideas y conocimientos de palabras apropiadas para elegir las mas bellas y así comunicar con calidad y entusiasmo para dejar algo en la mente de la gente se hacen presentes en cada actuación. Las tarimas son trincheras comunes, desde donde disparan misiles sin objetivos definidos perdiendo la vista del micrófono cuando cae del pedestal, justo el momento cuando el público desea que el mago cucharimba lo desaparezca Esperemos que descubran sus potencialidades y amueblen el disco duro de sus Cerebros, para que ofrezcan un trabajo digno de quienes parados por largas horas y otros frente al televisor, ven el espectáculo deprimente que protagonizan.


MIGUEL DE JESUS RODRIGUEZ

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