Dr. Sonis Napoleón Martínez Vanderhorst (1 de diciembre 1922 - 16 de abril 2010)
Exposición hecha por Evelio al reconocer la Asociación de Maeños Ausentes con "La Espiga Dorada" como Maeño Distinguido e Hijo Meritorio de Mao al celebrado galeno. Pitico murió el 16 de abril de 2010 en Montreal, Canadá.
Señoras y señores; maeños todos:
En este mismo pódium, el año pasado me cupo el honor y la distinción de leer la carrera de éxitos, triunfos, realizaciones, sueños cumplidos y metas de un maeño como el que más, el Dr. Samuel de Moya Inoa, un ícono para mí. Hoy me siento pletórico de emoción y más que honrado porque voy a hablar del hombre que encarna para nosotros el ejemplo a seguir y el camino a imitar: el Dr. Sonis Napoleón Martínez Vanderhorst, nuestro “Pitico”.
Si papa Clemen viviera y estuviera aquí, de seguro que señalara con su dedo índice al hijo que lo llenó de orgullo de padre y le dio la inmensa satisfacción de de ser uno de los grandes neurocirujanos de este tiempo. El Dr. Moya me decía en estos días: “Hoy se ha hecho realidad mi sueño; ustedes hacen justicia al honrar con este prestigioso galardón a uno de los grandes médicos que ha parido esta tierra del Dr. Pieters”.
Nació Pitico un 1ro de Diciembre del año 1922 en Cutupú, La Vega, donde residían sus padres Clemen Juan Martínez y la profesora Elena Vanderhorst, quien impartía clases de lenguas: griego, latín, francés, inglés y español, en el Colegio Padre Fantino de la Vega. Al morir su madre, estando aún pequeño, su padre (Fotógrafo), se traslada a Mao y allí inicia Pitico sus estudios primarios y luego los secundarios descollando por su preciada inteligencia y su aplicación a tal punto que Don Leo Ricardo (Director del Liceo de entonces) en las esquinas y las tertulias de Mao lo ponía como ejemplo a imitar; su padre (Don Clemen) no tenía los recursos necesarios para enviarlo a la universidad y Pitico se diligenció el aprecio y la admiración de una familia maeña que se constituyó en su mecenas; esa familia fue la de Don Feso madera y Doña Amantina Chávez, a quien Pitico le ha estado eternamente agradecido y siempre le considera su familia.
Mientras cursaba el bachillerato, Pitico aprendió a poner inyecciones y a practicar curas y primeros auxilios, todo esto de la mano de un personaje de esa época, que los maeños hemos olvidado y que respondía al apodo de “Bombo”, un cuasi médico que en el Mao de ese entonces era toda una autoridad médica. Así nació su amor por la medicina y su dedicación a ese sacerdocio hasta hoy día.
Llega a la capital dominicana como profesor de la escuela Primaria de San Carlos y luego al Liceo de San Cristóbal, donde vivía, y su hermana Cela De La Cruz le insta y le obliga a inscribirse en la universidad y le da algunos recursos haciéndolo en la facultad de medicina que era su norte y se gradúa de Doctor en Medicina en el año 1953. Comienza su pasantía en un hospital que era de estudios universitarios y allí bajo la tutela de un prestigioso científico hijo de padre Alemán y madre Peruana, el Dr. J. Ravens, Director de la Cátedra de neurocirugía, y quien por motivos familiares tuvo que ausentarse del país quedando Pitico como encargado del departamento que este dirigía, produciéndose la llegada al hospital del tirano Trujillo gravemente enfermo, le toca a Pitico atender a aquel paciente dando el diagnóstico correcto y el tratamiento a seguir ante la mirada atónita del Dr. Pieter y el Dr. González, quienes le recomiendan para optar por la beca que ofertaba la Alianza Francesa; haciendo así realidad su sueño de mojar su título (como él decía) con agua salada.
En Octubre del 1953 llega a París, Francia, e ingresa en la famosa Universidad de la Sorbona de París en la Cátedra de Neurocirugía, bajo la dirección del prestigioso neurocirujano Francés, El Profesor Peeti Dulalli. Pasa al Hospital de la Petie en París, bajo la batuta del más grande neurocirujano de ese tiempo el Profesor Gerard Guillot, llegando Pitico a realizar operaciones del cerebro y la médula, en el primer año y constituirse en su alumno preferido y el más adelantado.
En el año 1956 llega a Canadá por recomendación del Dr. Bulalli y emprende en ese territorio cuasi Francés una meteórica carrera médica en la especialidad de neurocirugía que le llevan a dictar cátedras y prácticas en diferentes países del Globo terráqueo.
En el año 1959 invitado por el prestigioso médico mejicano neurocirujano, el Dr. Velazco Suárez viaja a Méjico a dictar cátedras y prácticas sobre neurocirugía, y se produce su ruptura con el régimen trujillista y el Dr. Pieters le aconseja quedarse en Canadá, pese a que su sueño era ejercer la medicina en su país de origen, la República Dominicana.
En Canadá se casa con la ciudadana canadiense Denise Dester y es nombrado encargado de investigaciones científicas del Hospital Notre Dame y consultante de los hospitales de Montreal.
Entre sus cátedras magistrales, que han contribuido a corregir males y defectos cerebrales, se cuentan “Cirugía Estereotáxica en el tratamiento de los movimientos anormales (Mal de Parkinson, Epilepsia, Temblores, etc.)”; fue catedrático del hospital universitario de Notre Dame y luego director de la cátedra de neurocirugía del mismo hospital. Enumerar los aportes científicos y médicos de Pitico nos llevaría mucho tiempo, máxime que por su humildad y bonhomía no suelta mucha prenda y debemos investigar sus aportes. Pero lo que no podemos dejar de mencionar de este ser humano irrepetible es su don de bien y humildad. ¡Cuántos dominicanos fueron a Canadá por recomendación en busca de su salud y Pitico hasta los hospedaba en su casa aparte de suministrarles sus atenciones médicas! Cuantos atributos se conjugan a este ser que Elena trajo al mundo y Papa Clemen se sintió orgulloso de ser su padre; mis familiares y yo le damos las gracias por elevarlo a este sitial.
Hoy rendimos honor a quien honor merece, al prestigioso médico neurocirujano del mundo, dominicano y maeño: el Dr. Sonis Napoleón Martínez Vanderhorst (Pitico).
Muchas Gracias Por:Evelio Martínez Silverio
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