El escritor colombiano Gabriel García Márquez es un amante fiel del bolero. Su gran bigote se lo debe a la admiración que sintió en lejanos tiempos por el bolerista de la Sonora Matancera Bienvenido Granda. "Hablar de la música sin hablar de los boleros es como hablar de nada, asegura. Tengo miles de boleros en disco de pasta negra, boleros, rancheras, todo lo que es la época de Bienvenido Granda, de Miguel Matamoros, de Daniel Santos, de Quico Mendive".
Pensaba que García Márquez escribía escuchando boleros, pero, en 1985 reveló a la revista cubana Opina: "No puedo escribir escuchando música, porque le pongo más atención a la música que a lo que estoy escribiendo. Tengo que escribir en absoluto silencio; pero en las notas que estoy escribiendo, oigo mucha música, especialmente boleros de mi tiempo. Y no sólo tomo información de otros libros y de la música, sino también de la música y, según lo que este escribiendo, es la música que oigo".
El novelista es amigo de los grandes cultores de este género: "Hace unos años recibí en Barcelona un telegrama de alguien que solicitaba mi ayuda para escribir sus memorias y que se firmaba con el seudónimo de El Inquiero Anacobero. Un seudónimo cuyo titular es conocido de todo el Caribe. Daniel Santos, el Jefe".
También es amigo de Rubén Blades. "Mi amigo Rubén Blades también ha cantado boleros de Frank Domínguez, de Cuba. Blades quería cantarme algunos de mis cuentos. Hay muchos gigantes del bolero que llaman a mi casa. Hace poco perdí la amistad de algunos escritores sin sentido del humor porque declaré en una entrevista -pensándolo de veras- que uno de los más grandes poetas actuales de la lengua castellana era mi amigo Armando Manzanero", relató en una entrevista concedida al semanario Granma Internacional, el 30 de abril de 1989.
Se sabe que una cara aspiración de Gabo es componer un bolero, "no una simple aspiración, confiesa. Estuve tratando de hacer un bolero junto a Manzanero, lo intente durante un año por lo menos. Y es lo mas difícil que hay. Poder sintetizar en las cinco o seis líneas todo lo que un bolero encierra, es una verdadera proeza literaria".
Manzanero llegó a pedirle a García Márquez que escribiera el argumento y él lo versificaría. "Pero yo lo que quiero es escribir la letra completa . Traté con el trovador Silvio Rodríguez también. Con Silvio fuimos lejos en el experimento. Yo le di el argumento, y él me dio en un casete la métrica; el número de silabas que podía tener cada verso, inclusive las terminaciones de la rima. Estuve meses tratando, pero no pude. Es muy difícil. Un bolero es algo que yo admiro muchísimo".
El autor de Cien años de soledad y El amor en los tiempos del cólera, entre otras novelas fundamentales, le concede una importancia capital al bolero."Expresa sentimientos y situaciones que a mí me conmueven y que conmovieron a muchísima gente de mi generación.
Un bolero puede hacer que los enamorados se quieran más y a mí me basta eso para querer hacer un bolero. Lograr que los enamorados se quieran más, aunque sea un momentico, es culturalmente importante, y si es culturalmente importante es revolucionario".
No es muy conocido que Gabo cantaba boleros allá en sus lejanos años en París, el de los poetas, los pintores y los músicos. "Quisiera contar que canté profesionalmente hace muchos años en un night club parisiense llamado L´Scala, donde se reunían los exiliados latinoamericanos.
"Había que sobrevivir, nos reuníamos en L´Scala, no para consumir, sino para cantar algo. Cantaba boleros y canciones mexicanas. Ganaba unos 500 francos, algo así como un dólar, pero vivía y me decía, voy agarrando algo."
Leyendo sus crónicas , me estremeció el grado de sinceridad de un Premio Nobel de Literatura que se atreve a revelar: "He comido las sobras de un cajón de basura en París, hasta dormir en la cama romana donde murió el rey don Alfonso XIII. Pero nunca, ni en las verdes ni en las maduras, me he permitido la soberbia de olvidar que no soy nadie más que uno de los 16 hijos del telegrafista de Aracataca". (Punto final a un incidente ingrato).
Pero Gabo no sólo defiende el bolero, sino también la balada moderna contemporánea, esa que escuchamos por todo el continente en la década prodigiosa de los 60 y 70. Su defensa de la balada moderna provocó mucho revuelo en los años 80, cuando muchos defendían una canción de corte más intelectual, de más peso social.
"Ahí tienes esas baladas españolas de amor, canciones sentimentales hechas a la medida. Del valor de sus letras y de sus melodías, no hay ninguna duda y se las presentas a cualquier intelectual y no tiene la menor idea de qué se trata".
García Márquez mantiene incólume su esperanza en este género. "Ciertos boleros vuelven de una manera o de otra y es que las viejas voces y creaciones de otros tiempos regresan siempre al corazón de los pueblos."
ag/rfl
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