El verdadero problema de Donald Trump, el magnate abrió la boca y ahora… ¿quién paga el precio?

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Por:Elnuevodia.com  Policías blancos mataron a ciudadanos negros indefensos en intervenciones aisladas. Disturbios, arrestos, fuego, clamores desesperados de justicia llegaron a las calles y se convirtieron en noticia de primera plana. Luego desgarró la matanza en una iglesia afroamericana. Fue crimen de odio. Sobrevino la indignación. Ahora queman templos en Estados Unidos mientras el mundo de redes sociales exige ley y orden.

En ese contexto, el multimillonario magnate de bienes raíces Donald Trump enfrenta su más reciente escándalo tras decir que los inmigrantes mexicanos son“violadores” y “asesinos”. Hizo las declaraciones como parte de su recién anunciada candidatura presidencial por el Partido Republicano, un sector político que trató de frenar las movidas proinmigración de Barack Obama que luego terminaron amparando a millones de indocumentados en EE.UU. Ahora, miembros del mismo partido están preocupados por las palabras del empresario porque temen perder más votos latinos, según reseñó CNN.
Y no queda ahí. Trump sigue defendiendo su postura frente a un torbellino de críticas y molestia profunda. La controversia vuelve a poner de relieve cómo hoy día -quizás más que nunca- las expresiones y acciones racistas y xenofóbicas en la nación tienen consecuencias trascendentales cuando alcanzan el ojo público.
Termómetro público contra el prejuicio
Aunque sus ataques van dirigidos a la inmigración, el asunto refleja prejuicio, estereotipo y rechazo por motivos de raza en un país integrado por personas con diversos orígenes étnicos e impactado por una larga historia de esclavitud.
El caso del empresario es el más reciente entre los famosos de significativo alcance que han puesto a prueba la intolerancia del público norteamericano por razones de derechos civiles durante los pasados años. No podemos olvidar cómo el imperio de la reconocida chef Paula Deen se derrumbó en el 2013, cuando se supo que la exestrella de Food Network deseó “una boda muy sureña” para su hermano con “meseros negros” y admitió haber usado la palabra “nigger”, un insulto altamente peyorativo hacia la comunidad afroamericana.
El año pasado, por mencionar otro ejemplo, Donald Sterling -casualmente, otro Donald- fue multado por $2.5 millones y suspendido para siempre de la NBA porque el propietario de Los Ángeles Clippers despotricó contra las personas negras y “las minorías”. Sus insultos, que salieron a la luz por medio de una grabación, causaron particular furia porque la liga de baloncesto es dominada por jugadores negros.
Cauteloso contraataque
El escándalo de Trump es quizás más complejo porque, si bien sus comentarios causaronmolestia inmediata en ciertos sectores, la clase artística latina no pareció reaccionar hasta que la cadena Univision anunció que cancelaría su transmisión del certamen Miss USA, propiedad del magnate.
“La figura de Trump sigue siendo de poder. A Rodner Figueroa, (cuando comparó hace meses a la primera dama Michelle Obama con un simio y fue botado como animador de Univision), le tiraron bien duro desde el principio, pero con Trump fueron cuidadosos al principio”, observa Bárbara Abadía-Rexach, doctora en antropología y autora del libro Musicalizando la raza.
Según estima Forbes, el valor del imperio de Trump se eleva a los $4.1 mil millones y, aunque no se desprende mayormente de sus programas televisivos, los proyectos que ha popularizado en la pantalla chica, como el reality show The Apprentice, lo mantienen en la lista de íconos de la cultura popular.
El hecho de que es dueño de Miss Universe enreda aún más el panorama, sobre todo para las famosas convertidas en estrellas tras su paso por el certamen de gran popularidad entre la audiencia hispana.
Más de una semana después del controvertible anuncio presidencial, Univision anunció que concluía vínculos con Trump. El público, particularmente desde las redes sociales, ha reclamado contundencia en la crítica contra el magnate. No fue hasta entonces -días después de las polémicas declaraciones- cuando artistas como Roselyn Sánchez, Zuleyka Rivera y Ricky Martin decidieron reaccionar. En la Isla,Desirée Lowry se inclinó a ser cautelosa ante el asunto, por lo que su relacionistaHelga García desató otro escándalo al concluir públicamente relaciones profesionales con la tenedora de Miss Universe Puerto Rico.
Otras exreinas como la mexicana Ximena Navarrete, Miss Universe 2010 y quien mantiene contrato con Trump, también fueron muy criticadas por no ser severas en sus expresiones. De hecho, muchos esperaban la renuncia de la actual reina colombiana Paulina Vega, pero esta -quien también está bajo contrato- se limitó a mencionar -más de dos semanas después- que las declaraciones del magnate fueron “injustas” y “dolorosas”.
Más allá de los posibles intereses económicos, la antropóloga considera que este caso refleja cómo la desigualdad racial es “un asunto más grave de lo que se podría pensar”. Esto porque proyecta cómo “hablar de raza sigue siendo un problema” en distintas esferas de la cultura estadounidense. “(El tema) puede ser algo espinoso. (Famosos) pueden pensar que les va a traer repercusiones. Hay mucha gente que no sabe cómo hablarlo y prefieren callar”, añade y destaca que quizás por eso algunos artistas como Shakira y América Ferrera se tardaron tanto en rechazar los insultos de Trump.
Aun así, tilda de “sorprendente” y “positivo” que -aunque no inmediatamente- manifestaciones y movimientos contra él se estén dando ahora a nivel organizacional y de forma individual.
Un terco entre intereses económicos
Como le ocurrió a Paula Deen, Donald Sterling y Rodner Figueroa, grandes compañías como Macy’s han cancelado sus negocios y auspicios con Trump mientras tratan de reforzar posturas a favor de la diversidad y se oponen a ciertos estigmas raciales.
“Es muy difícil poder controlar situaciones como esta. Tienen repercusiones que afectan a los anunciantes”, indica el profesor y publicista Andrés Claudio, quien ofrece un curso sobre compra y planificación de medios en la Universidad del Sagrado Corazón.
Hablamos -en este caso- de intereses fijados en el bolsillo del consumidor latino. Según el Censo de los Estados Unidos, el número de ciudadanos hispanos en la nación durante el 2013 alcanzó la cifra de 54 millones, lo que representa aproximadamente el 17% de la población. Su poder de compra en el país ascendería este año a $1.5 billones (lo que equivale a trillion en inglés), informa la compañía medidora de información, Nielsen. Asimismo, datos oficiales citados por el Instituto de Política de Migración indican que, hace dos años, el 13% del país consistía de inmigrantes.
Sin embargo, Trump no se ha disculpado y comoquiera ha subido en las encuestas para la candidatura presidencial, indicaron medios como CNN.
“Estados Unidos tiene que reconocer que es un país que nació de personas inmigrantes. Estamos ante una sociedad racista… Hay personas que no se dan cuenta de lo que están diciendo. El reto social es poder identificar cuándo tenemos expresiones y actitudes racistas. Tenemos un camino muy largo por recorrer”, manifiesta Ana Irma Rivera Lassén, expresidenta del Colegio de Abogados de Puerto Rico y defensora de derechos civiles, quien subraya preocupación por el hecho de que un candidato presidencial se atreva a realizar expresiones tan despectivas.
Durante el Día de la Independencia de Estados Unidos, el apasionado acaudalado admitió a Fox que toda esta disputa "es mala para mi marca". Insistió: "Quizás estoy liderando en las encuestas, pero esto ciertamente no es sbueno. Pierdo clientes, pierdo gente". Sin embargo, luego optó por recalcar que su negocio está "muy sólido" y consideró que la publicidad recibida en estos días no le hace mucho daño.
Lo más perjudicado
Entonces, ¿qué es lo más afectado? Trump abrió la boca, no la cierra… ¿y ahora qué?
En medio del escándalo, su certamen Miss Universe -que supone celebrar la diversidad y la belleza mundial- parece ser lo más afectado en términos de negocio. Está en tela de juicio con un futuro incierto y que ya se asoma por un precipicio… con todo y corona. La transmisión del concurso queda en duda y también la participación de reinas de distintos países, especialmente en sitios como Venezuela y Puerto Rico, donde por años este concurso se ha inmiscuido en distintas esferas de la cultura. Naciones como México y Panamá ya se retiraron del evento.
Muchos se preguntan si la competencia pueda sobrevivir, incluso después de que NBC cancelara su emisión.
“Para que sobreviva, Trump tiene que venderlo o cancelar esta edición”, opina la relacionista Neisha Torres De León, presidenta de la agencia Rugido Público. Y es que, a su entender, el concurso se convirtió automáticamente en una “evidente plataforma política” tan pronto su dueño anunció que aspira a la presidencia. Expone que “esto pone en entredicho los objetivos del certamen” que, para colmo, por décadas ha profesado paz y unión alrededor del mundo.
“Miss Universe es una plataforma mundial que ayudaba a promover países, culturas y turismo. Lamentablemente, no veo que de ahora en adelante pueda mantener esos objetivos por las expresiones de Trump, a menos que se desvincule de él”, señala la relacionista.
¿El bufón favorito?
Quien no parece perder popularidad -para bien o para mal- es Trump.
Por un lado, muchas personas consideran que jamás se convertirá en presidente. Por el otro lado, “está llamando a la América que va a votar por él y que siente lo que él siente, aunque no lo digan”, analiza Félix Jiménez, profesor de estudios culturales en la Universidad del Sagrado Corazón.
Lo cierto es que su personalidad también lo ha mantenido en los medios con el paso del tiempo. “Decide no editar lo que piensa. Siempre ha sido uno de los payasos preferidos de la prensa estadounidense y ha logrado convertirse, desde los años 80, en un ícono, pase lo que le pase. Ha sido el conquistador que nadie entiende por qué conquistó. Su nombre es un brand (marca)”, expone Jiménez.
Mientras empresas y medios cortan vínculos con Trump, el magnate no da indicios de terminar en la pobreza. Hay quienes apuestan a la probabilidad de que, cuando se enfríe esta polémica, el famoso regrese eventualmente con un nuevo reality show. Y la realidad es que algunos reirán con él y muchos se reirán de él. A otros, les parecerá nada gracioso.

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