El significado del color en los dibujos de los niños

El significado del color en los dibujos de los niñosLos psicólogos infantiles detectan en los dibujos de los niños posibles problemas y rasgos de la personalidad de los pequeños

«¿Por qué mi hijo de tres años dibuja siempre todo con una pintura de color negro?», «¿Debo preocuparme?». Algunos padres se muestran alarmadas por determinados comportamientos de sus hijos cuando expresan su creatividad frente a un papel en blanco. El dibujo infantil es muy rico en detalles y su análisis no se puede reducir a los colores porque hay otros factores a tener en cuenta como el tamaño, la forma del trazo, su ubicación en el espacio. No obstante, los expertos en psicología apuntan que un color predominante y utilizado de forma repetitiva en el tiempo resulta de gran utilidad para «detectar e hipotetizar posibles problemas en los niños, ya que refleja muchas vivencias que de otra forma sería más difícil de expresar», asegura Sergi Banús, psicólogo de Psicodiagnósisno. «Cualquier hipótesis sospechada a través del dibujoo del análisis de los colores debemos comprobarla con una evaluación más estructurada. Los dibujos, como material complementario, resultan imprescindibles para el psicólogo infantil», concluye.
A continuación detalla los diferentes colores y su significado:
Amarillo. Cuando predomina este color en el dibujo puede indicar la existencia de ciertas tensiones o situaciones de conflicto, normalmente en el entorno familiar o con alguna de las figuras de referencia (en especial el padre). El amarillo es un color intermedio que inconscientemente nos indica precaución, cautela. También transición de una situación a otra. Si el amarillo forma parte, sin predominar sobre los otros, del dibujo, puede interpretarse en clave de energía, dinamismo, adaptación e incluso creatividad.
Azul. En general es un color que transmite calma, serenidad, sensibilidad, ausencia de impulsividad, entendimiento, capacidad para reflexionar. En definitiva, el predominio del azul en el dibujo puede ser entendido como capacidad de control sobre uno mismo e inteligencia emocional. Algunos niños lo difuminan suavemente para crear el cielo o el mar (sensibilidad, afectividad). Algunos autores afirman que un exceso de azul en los dibujos podrian significar un indicio de enuresis. Es posible que algunos niños representen así, inconscientemente, su problema de incontinencia nocturna.
Marrón. Es un color fuerte que puede adquirir diferentes tonalidades y en base a ello, tener un significado diferente. Vemos el marrón normalmente en los troncos de los árboles dibujados, representando el propio «yo». Un predominio del marrón puede significar la necesidad de tener «los pies sobre la tierra», visión realista de las situaciones, prematura responsabilidad. También tendencias agresivas (justificadas como defensivas) si la tonalidad es muy oscura. El marrón también puede indicar, según contexto y configuración del dibujo: seriedad, persistencia, prudencia y también intolerancia.
Negro. Es el color más fuerte y se asocia en nuestra cultura a diferentes patrones contradictorios entre ellos. El negro se ha utilizado tradicionalmente para representar el duelo por las pérdidas familiares y la muerte, pero también supone un color muy apreciado y utilizado en moda actual para conseguir diseños muy elegantes y sofisticados. Un predominio de este color nos indica una personalidad rebelde, emotiva, sufridora. También puede que melancólica, pudorosa o con la necesidad de destacar sobre los demás. Como vemos su interpretación deberá efectuarse en base a las claves contextuales del resto del dibujo ya que puede tomar diferentes interpretaciones. Si el dibujo presenta predominio del negro en combinación del rojo, la hipótesis más probable es que se trate de un niño impulsivo con poca paciencia, hiperactivo, tendencias impulsivas y/o agresivas, especialmente si va acompañado de un trazo irregular, anguloso y fuerte (ver ejemplo).
Rojo. Es uno de los colores preferidos por los niños. Su significado está casi siempre asociado a la vitalidad, energía, valor, pasión, excitación y, en general, a todas las emociones humanas. Si su presencia se combina de forma equilibrada con otros colores, es una muestra de equilibrio, emociones controladas e incluso de sana actividad. Un rojo muy dominante suele indicarnos ambición, falta de autocontrol, gusto por el riesgo, irracionalidad, sexualidad prematura (según edad), etc. Un rojo muy fuerte, dominante en el dibujo, acompañado de trazos angulosos y poca definición del dibujo, nos podría señalar: hostilidad, agresividad, transgresión de las normas e incluso violencia.
Rosa. Tradicionalmente lo asociamos al mundo femenino pero suele estar también muy presente en los niños pequeños. Se asocia a sensibilidad, afectividad, preferencia por el mundo ideal (principes y princesas). También gusto por las actividades tranquilas. Un exceso de rosa puede señalar necesidad de desconexión de la realidad (a partir 7 u 8 años, preferentemente en niños).
Verde. Es un color principalmente positivo que asociamos a tranquilidad, reposo, esperanza, gusto por la naturaleza, sensibilidad, etc. Como ocurre con otros colores, puede tomar diferentes tonalidades. Desde el verde más claro (sosiego, sensibilidad) al más fuerte (decisión, esperanza) pasando por otras muchas tonalidades. El predominio del verde o su utilización en elementos que no corresponde (por ejemplo para colorear el agua, cielo, etc.) puede, pero, señalar rebeldia, inconformidad, poca tolerancia a la frustració. También desajuste personal o emocional.
Violeta. Podríamos definir el color violeta como el más espiritual de toda la gama de colores. Su significado se asocia básicamente a una personalidad idealista en el que predominan unos principios ya sean éticos, religiosos, morales u de otro tipo. También supone una expresión inconsciente de deseo, dominio de las pasiones e incluso melancolía o tristeza. En niños no es muy habitual encontrarlo de forma dominante. Un predominio del violeta en el dibujo infantil, aunque no es muy habitual, se ha relacionado con la expresión de un malestar interno relacionado con unos patrones educativos, por parte de los padres, excesivamente rígidos e intolerantes. Esto crea en el niño temores al no verse capaz de lograr satisfacer plenamente las esperanzas de sus progenitores.

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